miércoles, 12 de mayo de 2010

FERVOR POR LO ANTI-NATURAL



¿Por que luchamos en contra del envejecimiento físico? Parecería que envejecer se ha vuelto un hecho abominable. Al igual que aquellas modelos anoréxicas que provocaron un patrón a seguir en las niñas adolescentes convirtiéndolas en personas enfermizas y bulímicas, el peso de la gravedad en las personas adultas parecería ser anormal en esta época. Una arruga o una cana, que indicaba experiencia y sabiduría en otros épocas, hoy aparece como un factor negativo para la sociedad en la que vivimos.



El fervor por transformar la apariencia física esta completamente desbordado. Baste con remitirnos a las estadísticas y al salario de los cirujanos plásticos. Se realizan actualmente 12.8 millones de procedimientos quirúrgicos al año en el mundo para mejor la apariencia física tanto de mujeres como de hombres con un rango de 2000 a 8000 euros por cirugía (¿por qué me dediqué a la cirugía equina?). Aumento de pecho, rinoplastias, aumento de pantorrilla,aumento de glúteos, inserción de pómulos, liposucción, cirugía de párpados, abdominoplastia, y hasta vulvoplastias ¡para mejor el aspecto de la vulva!....¿Hasta dónde podemos llegar?

Creo que los medios de comunicación tienen mucho que ver con este asunto. Muchas -y muchos- nos dejamos embelesar por el bombardeo publicitario con frases como “ven y cambia tu vida”, “ en tan sólo 10 días, tendrás una figura perfecta sin dietas ni ejercicio”, “obtén una mirada joven”, etc... y aunque también nos asombramos viendo fotos del antes y del después de los famosos (¡pero qué barbaridad! ¿esta era hace 10 años?), la realidad es que someterte a una cirugía no es un juego.


Personalmente me sorprenden las estadísticas que muestran que las adolescentes menores a 18 años son las más propensas a realizarse cirugías de pecho ¿sabrán estas niñas (y/o sus papás) que tendrán que re-operarse dentro de unos 5 a 10 años? Probablemente no.


Y no, no estoy en contra de la cirugía estética necesaria. Me sorprende que mucha gente se opere sin tener que hacerlo, sin conocer las repercusiones y los riesgos que estos procedimientos pudiesen llegar a tener en detrimento de su propio cuerpo y mente.
Desde luego, la decisión de transformar nuestro físico sometiéndolo a procedimientos arriesgados, depende de cada uno de nosotros y, obviamente, del tamaño de nuestros bolsillos.

El punto es no dejarse engañar.
¿Será una“moda” pasajera? Sólo el tiempo lo dirá.

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